Listo los Octavos!!!!

Por: Ramon Cortes

 

Los nombres ya están escritos. Dieciséis escudos, dieciséis historias. El Mundial de Clubes 2025 ya tiene a sus elegidos. Y no es solo una lista: es un poema global que se extiende desde las favelas de Río hasta las luces de Londres, desde el desierto saudí hasta los barrios más humildes de Buenos Aires.

 

En el Grupo A, Palmeiras e Inter Miami clasificaron con estilos opuestos. Los brasileños con su garra centenaria; los de Miami con Messi como guía y símbolo de un fútbol que se reinventa desde el show.

 

Del Grupo B, el glamour del PSG avanzó sin sorpresas, pero lo acompaña un Botafogo renacido, como aquellos clubes que se niegan a morir y que vuelven para hacer temblar gigantes.

 

En el Grupo C, el orden europeo marcó el paso: Benfica y Bayern Múnich. Historia pura. Escudos que han visto guerras, finales y leyendas. Clubes que ya están tatuados en la memoria del fútbol.

 

En el Grupo D, la samba y los millones chocaron y clasificaron ambos: Flamengo y Chelsea. Uno juega con el alma, el otro con precisión quirúrgica. Ambos, peligrosos.

 

El Grupo E nos regaló uno de los choques más simbólicos: Inter de Milán y Rayados de Monterrey. Europa y Concacaf, elegancia italiana y corazón mexicano. Monterrey no solo avanza: representa a millones de migrantes que, desde Estados Unidos, sueñan con ver a un equipo de casa levantar la copa.

 

En el Grupo F, la sorpresa fue brasileña: Fluminense y Borussia Dortmund se metieron con autoridad. Color, técnica y juventud.

 

Del Grupo G, el poder de Manchester City se impuso, y la Juventus —como esos lobos viejos que parecen dormidos— también encontró su lugar en octavos.

 

Y por último, el Grupo H, quizá el más simbólico: Real Madrid, el rey eterno, clasificó junto al renovado Al-Hilal de Arabia Saudita, que llega con millones… pero también con un deseo claro: ser respetado.

 

🎙 Ya están los 16.

Ahora comienza el verdadero torneo.

Donde los sueños no entienden de presupuestos.

Donde las hazañas nacen de una barrida, un centro al segundo palo o un penal al 90’.

Donde la nostalgia se convierte en bandera.

 

Porque aquí, en el Mundial de Clubes…

la historia aún está por escribirse.

Y tú, aficionado, eres parte de ella.