Adios Edu Manga

El fútbol mexicano está de luto. Este 3 de octubre de 2025 falleció Eduardo Antônio dos Santos, mejor conocido como Edú Manga, aquel futbolista brasileño que vistió la camiseta del Club América a finales de los años ochenta y que supo ganarse un lugar en la memoria de los aficionados azulcremas.

 

Edú no fue un goleador implacable ni una estrella mediática, pero su nombre quedó tatuado en la historia por un instante eterno: el centro de rabona que cambió para siempre los Clásicos. Corría un América vs. Chivas, cuando con una elegancia que solo los grandes poseen, Edú levantó la pelota con un centro de rabona perfecto. La parábola encontró la cabeza de Toninho “el Bíblico” dos Santos, quien definió para anotar el que muchos consideran el gol más bello de todos los tiempos en un Clásico Nacional.

 

Ese momento no solo quedó grabado en el archivo de jugadas inolvidables, sino en el corazón de millones de aficionados que crecieron escuchando la narración de aquella obra de arte. Porque el fútbol, más que estadísticas, vive de recuerdos, y ese centro de rabona se convirtió en uno de los más preciados del americanismo.

 

Un legado de nostalgia y cariño

 

Edú Manga fue parte de aquel América que imponía respeto en los estadios de México, un club plagado de figuras que marcó época en el balompié nacional. Si bien su paso por Coapa no fue extenso, bastó para que los americanistas lo recordaran siempre con cariño, con gratitud y con nostalgia.

 

Hoy, al despedirlo, los hinchas no piensan en los números, sino en la magia de una jugada que desafió al tiempo. Porque aquel centro no fue solo un pase: fue un pedazo de arte, un destello de inspiración que convirtió a Edú en inmortal.

 

Descanse en paz

 

Edú Manga se ha ido, pero su rabona seguirá viva en la memoria de los que amamos este deporte. El Clásico Nacional nunca volverá a ser el mismo sin aquel recuerdo que nos regaló, y por eso, desde cada rincón del americanismo, se le despide con respeto y con un profundo “gracias”.

 

Descanse en paz, Edú. Tu nombre seguirá sonando cada vez que se hable del gol más hermoso en la historia de los Clásicos.